Estaba apoyanda en la esquina de una estación de trenes, esperando, mirando como perdida a un lado y a otro, llevaba allí como mínimo las dos horas que yo tardé en volver a pasar y atreverme a hacerle estas fotos. No portaba ninguna maleta, sólo sus manos vacías y ese aire de desesperanza.
Siempre quise hacer algún retrato así